LAS PLANTAS
Con la caída de Rosas en la batalla de Caseros, sus campos son expropiados, y el 25 de marzo de 1856 Manuel Venancio Paz resuelve fundar —sin ningún tipo de ceremonia— el pueblo de Las Flores, secundado por el agrimensor Adolfo Sourdeaux, quien realizó la delimitación del ejido. Aunque en el lugar ya existían algunas casas anteriores al poblado, el progreso edilicio fue lento, lo cual no impidió que antes de 1860 ya existieran en el lugar un templo católico, una comisaría y una escuela. Como en tantos otros poblados, la llegada del ferrocarril en 1872 significó un renovado impulso a la localidad. Pronto llegarían una sucursal del Banco de la Provincia de Buenos Aires, la remodelación de la plaza principal, un periódico y la luz eléctrica y el gran arribo de una inmigración europea (principalmente italiana y española) de la cual desciende la inmensa mayoría de la población argentina.
Muchos mitos y leyendas bonaerenses rodean la zona de Las Flores. Se contaba que durante el siglo XIX se aparecía el alma en pena de un gaucho de apellido López, que pedía diezmo a quienes llegaban al pueblo o a quienes pasaban por ahí. La tradición devino en la costumbre de dejar ofrendas para "el finado de Las Flores".
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